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Saborear pulpo gallego es cada vez más difícil porque vuelve a escasear

Somos Mar REDACCIÓN / LA VOZ

PESCA Y MARISQUEO

A la izquierda, Iago Soto, patrón mayor de Vigo, el pasado febrero con pulpos pescados en la ría
A la izquierda, Iago Soto, patrón mayor de Vigo, el pasado febrero con pulpos pescados en la ría Oscar Vázquez

Las ventas caen a menos de la mitad en una de las peores campañas en años

20 feb 2024 . Actualizado a las 04:45 h.

Auténtico icono de la gastronomía de Galicia, pero con creciente y valorada presencia en otros puntos de España y de varios países del mundo, estimaciones científicas apuntan que son gallegos uno de cada cuatro pulpos que se consumen en la comunidad autónoma. El resto procede del continente africano y, en menor medida, de algún país europeo. Si habitualmente ya resulta imposible satisfacer la demanda con la producción autóctona, cuando escasea se complica todavía más saborear el Octopus vulgaris que nace, crece y se reproduce en Galicia. Vuelve a suceder en esta campaña, iniciada en julio y la tercera peor de las últimas diez. Igual que en agosto y septiembre —cuando flaquearon las ventas—, en enero y en lo que va de febrero han caído a menos de la mitad que el año pasado.

«Fallounos moitísimo», reconoce José Antonio Pérez Sieira, presidente de la Federación Galega de Confrarías de Pescadores y patrón mayor de Ribeira, líder gallego del octópodo fresco. Un buen ejemplo del descenso de capturas es que desde el 1 de enero hasta ayer rozaban los 43.000 kilos, el 60 % de los 72.000 comercializados el año pasado en ese período. Oscila porcentualmente, pero la reducción se repite en las lonjas de Burela, A Coruña, Fisterra, Corcubión, Malpica, Muros, Bueu, Vigo...

En lo que va de año se han subastado en Galicia 230.400 kilos, el 46 % de los 500.000 de las primeras semanas del 2023, según las cifras oficiales de la plataforma PescadeGalicia, gestionada por la Consellería do Mar. Durante los últimos diez años solo hubo menos cantidad que ahora a principios del 2021, con 226.600 kilos, y del 2018, con 195.900. 

A 9,48 euros el kilo en lonja

Los datos son un reflejo de la campaña actual, que desde el 3 de julio hasta el 19 de febrero suma en Galicia 1,2 millones de kilos, el 66 % de los 1,81 de la temporada anterior. Sin tasas ni impuestos, a los pescadores les pagan el kilo en lonja a una media de entre 9,24 y 9,48 euros, un 6 % más que en la del 2022/23. Subida insuficiente para que no se resientan los ingresos de los naseiros: los 11,33 millones de euros de esta temporada son 5 menos que los 16,26 de la anterior, un 30 % por debajo.

Mejora con mucho esta campaña a la peor de lo que va del siglo XXI, la del 2020/21, cuando entre julio y ahora la oferta de pulpo gallego tocó fondo con solo 574.200 kilos. Al margen de esa, en las últimas diez únicamente se vendió menos que en la del 2017/18: 1,18 millones de kilos.

Por lo que le dicen los pescadores a Pérez Sieira, la escasez de esta temporada se agudiza por los temporales, que les impiden largar las nasas en mar abierto en determinadas zonas de Barbanza, con lo cual faenan «todos xuntos, dentro da ría». Pensando en la próxima campaña, se abre una puerta a la esperanza porque «vese bastante cría, de distintos tamaños», algo relevante en una Galicia donde los pulpos de menos de un kilo deben devolverse al mar.

A finales de agosto del 2020, cuando saltaron todas las alarmas al desplomarse las capturas como nunca, el subdirector de Investigación en Mar apuntaba que podía deberse a «múltiples factores»; entre ellos, oceanográficos, ambientales o climáticos, e incluso a posibles sobrepescas. 

Veda y parada biológica

Cada año, Galicia veda el pulpo entre seis y nueve semanas para dejarlo reproducirse y criar. Una medida de gestión imprescindible porque los ejemplares de tamaño comercial de ahora proceden de las puestas de la pasada primavera. Con asesoramiento científico, Mar y cofradías decidirán en pocos días cuándo empieza y cuánto dura.

Por el cambio climático y la subida de la temperatura del mar, Pérez Sieira apunta que lo complicado es «acertar coa época de desove». Vistas las experiencias de otros años, cuando llegaban a las lonjas muchos ejemplares ovados, plantea una posible «parada biolóxica subvencionada», complemento de la veda, a la que podrían acogerse los naseiros si detectan muchos Octopus vulgaris en reproducción.