Los 626 metros de calle sin bares, pero con albergues y cientos de peregrinos

Nieves D. Amil
nieves d. amil PONTEVEDRA / LA VOZ

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CAPOTILLO

Solo una tienda pone mesas para dar servicio a la zona de O Gorgullón que da entrada al Camino en la ciudad

19 abr 2024 . Actualizado a las 10:38 h.

El Camino de Santiago entra en Pontevedra por O Gorgullón. Son 626 metros por los que cada día transitan cientos de peregrinos, de los que muchos escogen esta zona para pernoctar. De hecho, hay cuatro albergues y un edificio dedicado a alojamiento turístico que confirman esa pujanza. Pero una calle no acaba de serlo hasta que en ella hay oferta gastronómica. Y es precisamente eso lo que se echa de menos en este vial que ganó desde su peatonalización, pero que no cuenta con ningún bar ni restaurante. Vive de espaldas a Eduardo Pondal, una arteria que cruza la ciudad hasta la plaza de Galicia.

A finales del 2019, el Concello invirtió 1,2 millones de euros para suprimir el tráfico rodado en O Gorgullón. Instaló una plataforma única con preferencia para el peatón, como ocurre en el centro de la ciudad, y desaparecieron los coches para que ganasen las personas. Nueve mil puntos led marcan el camino de una calle que confluye con Eduardo Pondal y Virxe do Camiño por un lado y por el otro, con la estación de trenes y la de autobuses. La única cafetería que había en una zona próxima, en Ponte Boleira, cerró hace una semana y dejó aún más huérfana la zona. Solo las cuatro mesas que pone Ponteverde en su terraza suplen esa carencia. Pero no es un bar.

Silvia Fuster explica que ella tiene un colmado de los de toda la vida. «Somos una tienda de ultramarinos y ponemos unas mesitas en la puerta. Vienen los peregrinos y algunos vecinos del barrio», apunta la dueña de la tienda, que la montó hace cuatro años para emprender con una idea que le gustaba. Quería vender productos de proximidad y recuperar el concepto de tienda de barrio. «Es una calle a medio hacer, está por explotar», comenta Fuster.

Cierre de la única que había

No es la única que tiene este pensamiento. Cualquier emprendedor de esta calle coincide con ella. Los hermanos Miguel y Manuel Vidal abrieron D’Paso, casi en el centro de O Gorgullón. Tienen un albergue, que junto a Nacama, CBC y Aloxa multiplican la vida del barrio cuando arranca la temporada. «La cafetería Sirius que acaba de cerrar traía ambiente a la plaza, pero mandamos los peregrinos al centro para que coman algo», apunta Miguel, que es dueño del bajo en el que abrió el albergue. «Antes de pensar en montarlo nosotros, ofrecimos el bajo a dos panaderías y no lo quisieron», recuerda como ejemplo de una calle que no acaba de eclosionar.

Se han dado pasos. Sin duda el más grande fue la peatonalización de finales del 2019. Cuando Sofía Durán y su marido Antonio Garrido compraron un solar en O Gorgullón no sabían que la calle iba a unirse al modelo urbano de la ciudad.

Les pareció un cambio tan vital como necesario. «No sabíamos que iba a ser así, pero ahora necesitaría otro empujón, echamos de menos que haya cafeterías», apunta esta emprendedora que en el año de la pandemia abrió Casas Á Beira, siete pisos turísticos en el mismo edificio. Si este negocio está en un extremo de la calle, casi al otro lado está la residencia Soremay. Una de sus directoras, Almudena Pardo, reconoce que la calle así se queda triste. El cierre de la única que había les complicó. «Nos venía muy bien porque de vez en cuando llevábamos a los usuarios y las familias cuando venían, se acercaban hasta allí para tomar algo», apunta la responsable del centro, que estaba acostumbrada a salir un día a la semana con los residentes para tomar el aperitivo: «Ahora subimos hasta Virxe do Camiño, pero en una calle, la hostelería da otro ambiente».

Los alojamientos de o Gorgullón echan de menos un bar en el que poder cenar o hacer las compras básicas que dé servicio a los peregrinos y a los vecinos a los que le falta vida en la zona. A esta calle salen todos los garajes de los edificios de Eduardo Pondal, pero también hay obra nueva que tiene el acceso principal por aquí. En media docena de bajos cuelga el cartel de se alquila o se vende. Conviven con empresas de distintos sectores. Y es que en estos 626 metros hay mucho más que empresas del sector turístico. GLS tiene una central de reparto, hay un centro láser y otro de organización de eventos, además de asociaciones como Down Pontevedra, Afapo o la residencia Soremay.

Virxe do Camiño

La responsable del albergue Aloxa, Ana Redondo, reconoce la necesidad de montar una cafetería para que los peregrinos no tengan que moverse demasiado, pero sabe que emprender es una tarea complicada y son negocios de temporada. «Le falta vida, pero hoy en día abrir un negocio requiere una inversión muy grande», explica Fran Vidal, de Nacama, que al igual que Ana, manda a sus huéspedes a Virxe do Camiño, una calle con las mismas características que O Gorgullón, donde sí floreció la hostelería. Ambas se peatonalizaron en el 2019 con unos meses de diferencia, pero la vida en ellas es bien distintas. Eso sí, los precios de los alquileres son similares. En la zona de los albergues un bajo de 175 metros cuadrados ronda los 225.000 euros, mientras por algo menos de la mitad de superficie y en una de las calles que desembocan en O Gorgullón piden 90.000 euros.